viernes, 6 de julio de 2012

Nunca es tarde


Cuando era una niña, Ma Ksiuksian se vio obligada a trabajar en las plantaciones de algodón. A los 18 años se casó y dio a luz a nueve hijos, siete de los cuales llegaron a la universidad. Sus hijos recordaban cómo su madre hizo grandes sacrificios y trabajó sin descanso para darles esa oportunidad. Sin embargo Ma Ksiuksian no tuvo tiempo para aprender, por lo mucho que soñó con ello. 
Pero nunca es tarde ya que el sueño se cumplió a los 102 años.




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